lunes, 24 de septiembre de 2007

Talla cero por favor


Siguiendo con las primeras veces, quiero comentar otro de los traumas infantiles. El primer sostén. No soy una mujer exuberante, en otras palabras no tengo senos grandes, en realidad nunca los tuve. Así es que imaginense cuando te llega la menarquía y el botón mamario es pequeñito. Recuerdo que vivía en Lota. Un día andaba de compras con mi mamá y ella se detuvo en una tienda de ropa interior, para mi no era novedad, ella acostumbraba a comprarse pantys en ese local, si hasta recuerdo el nombre "Casa Leal". Como de costumbre entré con ella hasta el mostrador donde atendía una de las vendedoras. "Necesito un sostén talla cero para ella"... ¡No podía creer lo que estaba escuchando!. Mi mamá no me avisó que era lo que ibamos a comprar. Los colores se me subieron al rostro y lo primero que atiné fue a salir corriendo del local y quedarme en la calle mientras esperaba que esa compra terminara lo más pronto posible. Finalmente la vi salir con una bolsa y en su interior el sostén blanco, que me imagino sería talla cero, para su hija mayor.
Llegue a la casa, me lo probé y no podía creer que estaba usando sostén, me sentía grande, aunque lo sentía incómodo y apretado. Pensé que nunca me acostumbraría. Luego vinieron más corpiños, como decía mi abuelita pués ya no sentía verguenza. Hoy es un placer comprar ropa interior, hay tanto donde elegir, prendas de todos los colores, telas, encajes y marcas que se adaptan a todo tipo de mujer.
Pero así como el primer beso, tampoco voy a olvidar como fue que obtuve mi primer sostén.

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