sábado, 24 de noviembre de 2007

jueves, 15 de noviembre de 2007

Por favor!!!.... dejen de mover la tierra....


Hotel Radisson/ Costanera - Antofagasta


Como nunca me vine después de clases a la casa a dormir, pero las madres siempre tienen encarguitos de último minuto. Esta vez necesitaban limones para aliñar la ensalada y pan para el almuerzo.
Tomé la camioneta y me fui al supermercado que está como a 7 cuadras de mi casa. Mientras llenaba la bolsa, una de las niñas que repone las verduras me dice que esta temblando...
- Es verdad parece que se me mueve el piso!!!... Ohhhh que fuerte....
Cada vez la intensidad aumentaba, y yo me empecé a asustar, no era un simple temblor. Las cosas empezaron a caer desde las estanterias y se cortó la energía eléctrica, lo único que sentía eran llantos, lamentaciones y gritos de personas que arrancaban por los pasillos. En ese rato me di cuenta que estaba paralizada, no sabía qué hacer. Lo primero qué pensé fue en mi familia y en mi hermana que estaba en la universidad...
¿A quién le importaba los limones?, dejé la bolsa y salí corriendo, el piso seguía moviéndose y en la entrada al supermecado mucha gente lloraba, yo me angustiaba cada vez más, tomé la camioneta y partí "rajada" a mi casa.
Pero para mi sorpresa mi mamá me había ido a buscar en pantuflas. Me enojé!!!
Tampoco teníamos noticias de mi hermana, me fui a la universidad y la gente estaba evacuando el recinto,profesores, alumnado y funcionarios, las hileras de los vehículos era inmensa, mientras todos quería salir, yo solo quería ingresar.
Estuvimos todo el día sin energía, los teléfonos colapsaron y no sabíamos dónde había sido el epicentro.
Como a las 3 de la tarde sonó una de las alarmas del tsunami para llamar la atención de los antofagastinos, la intendenta habló a la ciudad y nos dijo que mantuvieramos la calma, que lo peor había pasado y que no había riesgo de maremoto, que las personas se dirigieran tranquilas a sus casas y que el sismo había sido grado 7.7.
Como a las 21 horas recién llegó la luz y se empezaron a sentir las réplicas.
Hoy mi día comenzó temprano, aunque suspendieron las clases en toda la región hasta el sábado, igual tuve que ir a trabajar al Instituto de Astronomía.
A los minutos de haber llegado a trabajar nuevamente las réplicas se empezaron a sentir, cada dos minutos venían temblores super fuertes, uno de ellos fue de 6 grados y apenas logré concentrarme en la mañana.
Ahora estoy en mi casa y me tengo que ir a trabajar...
Espero que no siga temblando...

lunes, 12 de noviembre de 2007

Carta de una desconocida

Los que me conocen saben que odio la mentira y las injusticias. Tampoco ando pidiendo que me crean. Pero mis valores cristianos siempre han estado presentes y no voy a transarlos por nada del mundo.
A veces hay que mirar más allá de lo que quiere nuestro corazón, a veces hay que escuchar y no con los oídos, una vez que tengo las dos caras de la moneda tomar esa desición. Yo me dí cuenta y tomé una, creo que fue la mejor (sin saber lo que esta historia escondía). Ahora si crees que mereces entregar una oportunidad hazlo... Los caminos del Señor son tan misteriosos.
Depende de ti como lo vivas, no tiene porque ser siempre igual. Eso es lo fantástico de los seres humanos.
Esta carta no tiene dueños, no tiene destinatarios, solo tiene un pequeño mensaje...




Camino a Lota...

domingo, 11 de noviembre de 2007

Estación de trenes




Después de la intensa jornada, de los paseos por mi antigua casa, donde ahora viven solo fantasmas que de vez en cuando salen en busca de aquellos moradores que alguna vez transitaron por el largo pasillo que daba a una gran cocina con piso de madera.
Después de aquel almuerzo en la caleta de mi pequeña ciudad, donde el marisco fue el protagonista.
Después de la visita a la tumba de mis antepasados, donde pude dejar las flores que adornaron por meses aquella gris cubierta de baldosas.
Estaba ahí parada frente a ti. Con la mirada perdida, con mi bolso lleno de ilusiones, con mi gran sombrero que cubría parte de mi cara para que no pudieras advertir que esto era una despedida. Ahí estabas tu, un niño, jugando en las máquinas de la estación de trenes. Me desesperaba que no advirtieras como mis lágrimas rodaban por mis mejillas, esas que antes estuvieron tan cerca de tu pecho descubierto.
Quise aprovechar los últimos minutos y jugué contigo, en una de las máquinas de trenes, era antigua, de los asientos se podía oler el encierro de años.
Pero los minutos pasaban rápido y mi tren llegaría a buscarme. Sabía que este sueño acabaría, tomé mi bolso y me fui al andén. Tu vestías tu abrigo negro y largo, yo mi vestido gris, como aquella noche de invierno. Solo recuerdo que me besaste, como siempre lo hacías. Yo recuerdo que te besé sabiendo que aquel húmedo y tierno beso era el último, y antes de abordar el carro y separarme de ti te dije "Es la última vez que te vengo a ver".
Me doy media vuelta para partir. No giro la cabeza, en ese instante lo que menos quería era verte. Llego a mi butaca, cierro los ojos y me quedo dormida saboreando aquel último beso.

cuento: Estación de trenes del libro... "La verdadera historia de Cenicienta"