lunes, 7 de enero de 2008
No soy una autentica princesa
Hoy me siento una verdadera Cenicienta, y no porque tenga que hacer las cosas del hogar. Pero mis más cercanos saben los aprietos en los que estoy. Llevo como 3 días en una ciudad nueva, conociendo personas, jefes, compañeros y compañeras de trabajo. Pero a medida que pasan los días hay un gran acontecimiento, de esos que se dan una vez cada diez años, y donde todo el mundo se prepara, es el gran baile, ese de telas largas y de tacón, de lentejuelas, plumas y cotillón. Aunque mis ganas se acentúan por participar no puedo hacerlo y no porque tenga que trabajar, tengo libre todo ese fin de semana. Si creyera que los cuentos de hadas existen, esperaría que apareciera mi hada madrina e hiciera aparecer un gran vestido y un carruaje para aparecer en aquel salón de luces y guirnaldas, para que me diera alas, me diera una noche de fiesta. Pero como vivo una realidad muy distinta a los cuentos, debo conformarme de ver como van los preparativos, de escuchar hablar todo el santo día de lo bueno que eso va a estar, de las maravillas, de la comida, de la ropa, del gran viaje y de la música.No todo se puede tener en la vida, tendré que cerrar los ojos e imaginarme como una gran noche de colores se transforma en un plácido y tranquilo sueño mientras airbag me recuerda mi realidad
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